Con la gracia y el desparpajo que el cuplé requiere, la Bella Angelita regaló anoche un ramillete de esas canciones de doble sentido que toreaban la moral y censura de la época en que nacieron, canciones que de tanto escucharlas se han hecho atemporales. Fue en el patio de doña Leoncia, dentro de la programación de los Veranos Culturales de la Asociación, donde Angelita encandiló a un nutrido público de todas las edades.
La complejidad con el público fue total. Paseando su canto entre las butacas, paraba la melodía sin suspendarla, explicaba, comentaba o soltaba su risa musical que de manera natural la convertía en parte del espectáculo. Un espectáculo presentado por el grupo “El Comodín”, bajo la dirección de María Jesús Varona, que intercalaba entre las canciones de Angelita diferentes monólogos con estampas de la vida real contados en clave de humor. Las abuelas canguro, la relación marital, las peripecias en un baño público o las fantasías eróticas pusieron el contrapunto al picante de las eternas letras del cuplé.
Sin recurrir a la nostalgia, Angelita, con el acompañamiento un poco desigual de sus compañeros y seguida por las notas del piano de "Timotea, aporrea", hizo gala de buen oficio sobre las tablas, y buscó la participación de los asistentes, a quienes no dudó en subirlos al escenario y convertirlos en actores de sus números musicales, conduciéndolos con gracia y simpatía. En definitiva, una propuesta apta para todos los públicos con la que pasar un rato agradable, sin mayores complicaciones, con la exquisita modulación de voz de Angelita, la Bella.