El patio del Convento de San José fue la pasada noche el escenario de la tradicional proyección de cortometrajes del festival Fescora que cada año selecciona Amigos de Corral para ofrecer una velada estival de cine.
La muestra de ocho piezas comenzó con el corto Penas y penes, de la directora Carlota Domínguez, de madre corraleña. Después siguieron una serie trabajos con la mezcla de humor negro en Siete formas de decir adiós, el surrealismo de La cena para para definir el concepto de homosexualidad, o el drama de final abierto que deja la decisión última al espectador en el cortometraje de Javier Celay, La yegua, que con una brutal interpretación de Karra Elejalde cierra la pieza con la inquietante disyuntiva que sacude a los asistentes.
Entre las pieza, que también abordaban temas como la violencia de género, el comportamiento fuera de control de los mayores o el síndrome de Peter Pan trasladado a la actuación paterna, merece la pena destacar también un cortometraje fuera de programa: el intermedio. Una pausa entre los dos bloques que conformaban la proyección en la que los asistentes pudieron interactuar, comentar y cambiar impresiones en torno al pequeño bar que ya es habitual en esta velada.