La lluvia en Sevilla es una maravilla. Y precisamente eso, lluvia, era lo que presagiaban los viajeros que en dos autobuses partían desde Corral la madrugada del pasado sábado hacia la Ciudad Hispalense. Pero no, el tiempo quiso ser condescendiente con los corraleños para que éstos pudiesen disfrutar de los encantos de dicha ciudad.
La Torre del Oro fue la que quiso dar la bienvenida al numeroso grupo. La Giralda, con sus espectaculares vistas; la imponente Catedral y una visita panorámica por los Pabellones de la Exposición Universal de 1929, completaron la jornada matinal.
Con las pilas ya cargadas, nuestros paisanos quisieron aprovechar la tarde-noche libre que tenían para pasear por orillas del Guadalquivir, conocer sus grandiosos pasos de Semana Santa o deleitarse con un espectáculo del más puro flamenco.
La soleada y casi primaveral mañana de domingo les permitió adentrarse en los Reales Alcázares y Jardines, y en las estrechas y blancas calles del Barrio de Santa Cruz con un color aún más especial.
La Maestranza quiso esta vez darles la despedida, eso si, pero por la Puerta Grande; esperando que todos ellos hubiesen disfrutado de una grata excursión.